viernes, 4 de noviembre de 2011

La piel que habito (Pedro Almodovar, 2011)


 Ante todo, quiero dejar claro que no voy a comentar ningún spoiler ni aspecto de la película que pueda perjudicar el visionado de aquel que aún no la haya visto, esto es importante ya que la experiencia será más impactante cuanta menos información sobre la sinopsis se tenga. Se ha comentado que la última de Almodóvar no se parece a las demás películas de su filmografía, quizás tenga razón en que el tipo de humor es mucho más comedido en esta ocasión y más cortante, sin embargo, "La piel que habito" es quizás la película más Almodovariana de su filmografía, donde da un salto al vacío llevando las obsesiones de su cine a un arriesgado abismo tan radical que no gustará a todo el mundo.

Como una tarántula

 Uno de los recursos más utilizados suelen ser las elipsis en las que pasan años, incluso décadas, reuniendo una amalgama de tiempos que se solapan con claridad, en esta cinta funciona de la misma manera que en "La Mala educación", aunque de una forma mucho más funcional e inquietante, una de las bazas por las que funciona tan bien la primera mitad de la película; su forma de jugar con los tiempos. Otro de los aspectos que más refuerza la cinta es tanto el de la piel como el simil de la tarántula. Por un lado, la piel es usada no sólo de una forma física y obvia como se muestra en los trailers, sino como un símbolo de identidad, algo mucho más profundo, una seña que describe lo que somos por dentro. No obstante, todo el metraje está plagado de referencias a la ropa de múltiples formas: Así, mientras que Vera (Elena Anaya) cautiva en su habitación, se dedica a destrozar los vestidos que suministra Robert (Antonio Banderas), también asistiremos a grandes frases relacionadas con las telas, como las escenas de Vicente en la tienda de su madre o incluso a través de la televisión con Karl Lagerfeld (quién por cierto, fue diseñador de vestuario para "Tacones Lejanos"). De modo que el vestuario cobra una importancia única en el desarrollo de la historia, siendo, más que nunca, el catalizador de los estados de ánimo y recorriendo el mismo camino que los protagonitas, yuxtaponiéndose a lo que son y lo que querrían ser.

 Precisamente un camino de un único sentido es el que recorre Vera, un trágico e inimaginable destino que la espera mientras una tarántula se va apoderando de sus deseos y la va moldeando a su gusto, anulando su voluntad, su cuerpo y su alma, intentando vaciar de contenido su ser para su propio beneficio. Así, algunos flashbacks como el de la mujer quemada simbolizan la muerte del ser mientras que otros son el nacimiento. Por otro lado cabe destacar la vuelta del clásico momento musical almodovariano, olvidado en su anterior trabajo "Los abrazos rotos", que tiene en la intervención de la cantante Buika un inmenso protagonismo en la  historia soterrado a través de varias escenas posteriores que lo reutilizan a modo de catalizador psicológico de lo irrazonable y la muerte.

 Mención aparte para la escena carnavalesca de la cinta, protagonizada por el hermano de Pedro, Agustín Almodóvar, productor y co-guionista de la película, que realiza un papel más extenso de lo habitual y que a muchos es el punto que menos les ha convencido. Sin embargo, y a pesar que su aparición es una forma de redondear el metraje inicial antes de comenzar el gran flashback al pasado, funciona a la perfección con las aspiraciones de la escena, de nuevo el traje se convierte en un elemento externo de lo interior (va disfrazado de tigre y se dispone a violar a Vera) y a la vez es un elemento que destaca, que hace que el público se frote los ojos atónito y no sepa si reir ante una situación que en realidad no tiene nada de gracia. Este es el punto que más se dedicó en criticar Carlos Boyero, pseudo-crítico de cine de ElPais, dejó por los suelos el intento de Almodóvar de aterrorizar aludiendo a la risibilidad de ciertas situaciones. Sin embargo creo que Boyero se equivocaba, pues el shock de "La Piel que habito" lo producen esas situaciones tensas resueltas de manera kitsch, la atmósfera de hermetismo cool que transmite (no hay más que fijarse en los cuadros de Boticcelli que cubren las paredes de la finca) o, en definitiva, la tremenda venganza que tiene lugar en la película. Es por ello muy fácil meterse con ella, pues no produce un terror como "La noche de Halloween" o "Psicosis" sino más bien un tipo de sensación psicológica entre lo orwelliano y lo kafkiano.

 En general puedo afirmar que Almodóvar sale indemne de una fusión tan arriesgada como es la del terror, el thriller vouyerista y el folletín, todo ello aderezado con un argumento peliagudo y difícil entre manos, una apuesta diferente que dice mucho de un autor inconformista.

El proceso Frankenstein

 A la hora de gestar este monstruo, Almodóvar le dio vueltas al proyecto en torno a diez años, tras el estreno de "Hable con ella" en 2002, anunció que su próximo proyecto sería Tarántula, nombre provisional de "La Piel que habito" y adaptación del libro de Thierry Jonquet "Tarántula", una historia que encaja a la perfección con su filmografía pero que requería un toque de exquisitez para no caer ni en el ridículo ni en lugares comunes. Así, tras cada película anunciaba que ésta sería su siguiente film, pero nunca acababa de llegar hasta que finalmente se rodó en 2010.

 Al fin llegamos a las referencias, además de las de su propio cine, como el momento en que la presentadora del telediario lee malamente el telepronter (como en casi todas sus películas de finales de los 80, principios de los 90). La referencia más clara es "Los ojos sin rostro" (Les Yeux sans visage) de la que encontraréis una crítica en CinemaSioner aquí. Tanto por el estilo de la mansión "El Cigarral", el tema del médico loco, las quemaduras de la piel, el secuestro de jóvenes e incluso la mascarilla que lleva la protagonista en algunas escenas, todo recuerda al mítico film del 60 de Georges Franju. La película, por cierto, fue remasterizada y reestrenada en el festival de Cannes de 2009 (donde Pedro competía por "Los abrazos rotos"), quizás la volvió a ver y fue la inspiración que le faltaba para "La Piel que habito". En cualquier caso, se agradece que sólo sean referencias, y es que la última de Almodóvar respira originalidad por todos sus poros.

 En cuanto a los actores, están en general muy bien, de todo el elenco destacaría a Marisa Paredes, Antonio Banderas, Elena Anaya y Jan Cornet. Sin embargo, hay que dar un (gran) tirón de orejas a esa pseudo-actriz llamada Blanca Suárez, capaz de destrozar cualquier personaje que la pongan a su alcance, por interesante que este sea, y es que será recordado el momento en que, en estado de shock, a la Suarez se la escapa la risa, un momento que llama mucho la atención y estoy seguro que Almodóvar decidió dejar a propósito, aunque desconozco el motivo, quizás como otro momento "Chic" de su cine. De Elena Anaya debo decir que está estupenda. Me alegré mucho que finalmente fuese ella la protagonista y no Penélope Cruz, no porque no me guste Penélope (es indudable que el talento de la actriz ha crecido sobremanera desde 2002 más o menos) sino porque creo que un rostro tan conocido no hubiese hecho nada bueno al personaje.
 Finalmente para terminar me gustaría hablar brevemente de la música compuesta por Alberto Iglesias, en un registro mucho más tecno de lo acostumbrado que agradece mucho la historia, aunque no convencerá a los puristas. En definitiva "La Piel que habito" supone una de las cimas del cine de Almodóvar tanto en cuanto a poética argumental como en realización, es su primer gran thriller y una de las mejores películas del año, eso si, sólo para aquellos que se quieran dejar llevar y no se lleven prejuicios cinematográficos ni morales al visionado.

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