Documental, ficción, simbolismo, realidad social... la obra de Jia Zhang-ke no puede dejar impasible a un espectador experimentado, a través de sus planos casi inamovibles o sus esquetos esbozos de realizar panorámicas, Zhangke nos introduce en un mundo hiperreal, gracias en parte a su decisión de rodar en digital, que da a sus películas una textura más cercana, casi incompatible con un relato de ficción, y a raíz de ello, elabora sus tesis en forma de obras cinematográficas. Con "24 City" se acerca a un techo creativo, pues es una profunda obra sobre el ser humano, sus recuerdos y sus pensamientos en torno a un lugar común.
Jia Zhang-ke y la metáfora del cambio:
Jia Zhangke siempre me ha parecido un extraño animal cinematográfico.Sus películas son directas herederas de dos ramas: el documental de testimonio y el neorealismo. En esta nueva aportación, Zhangke retoma una constante del cine de finales de los años 20; las "sinfonías" urbanas, títulos cuyo principal leit motiv era poner el acento en el modo de vida de la ciudad y su cultura, este subgénero fue casi la única vanguardia que profundizó en las raíces documentales de los relatos, siendo muchas de ellas experimentales como "El hombre con la cámara" de Vertov, "Vita futurista" o la propia "Berlin: Sinfonía de una ciudad" de Ruttman. Estas solían desarrollarse en un tiempo delimitado (24 horas) y pretendían mostrar todo un espectro social.
Pues bien, partiendo de esto, Zhangke ha creado a lo largo de toda su obra lugares que, basándose en este vanguardista concepto de principios de los años 30, es adherido algo de poesía china y buen cine que se devanea entre el realismo mágico y el documental puro. Lo que cuenta es a la vez real e imaginado. Aunque su obra no puede simplificarse en eso.