jueves, 9 de junio de 2011

La magia del montaje y el socio invisible del cinematógrafo

Sergei Einsenstein en el proceso de montaje de "Octubre" 1927
 La base del cine tal y como lo conocemos es el montaje de imágenes y sonidos. Tal contundente afirmación es hoy por hoy respetada por todo el mundo, espectadores y narradores. Sin embargo, el ejercicio de montador de cine sigue siendo una labor invisible y pocas veces recompensada al mismo nivel que el de otras facetas, incluida la fotografía, mucho más plástica y obvia en un principio. A pesar de todo, una película no es más que el resultado final del montaje. Esta afirmación, algo vaga y quizás demasiado simplista, nos muestra una realidad mucho más compleja; que el significado de la película, el fondo y la forma o la interpretación final de los actores queda relegada en el montaje final.

 Los tiempos han cambiado y las formas de hacer cine también, sin embargo me llama poderosamente la atención el hecho de que la teoría va por delante de la técnica en el apartado de edición, es decir, que la tecnología sólo ha facilitado las cosas a los montadores, a diferencia de otras áreas como la dirección de fotografía, sonido o la infografía digital, el producto final del montador sigue unas pautas independientes de la técnica, puesto que la teoría prima por delante (esa base que el director y el montador introducen en la película de distintas maneras como por ejemplo rompiendo las reglas del montaje, véase "Pulp Fiction). Es algo muy parecido a la interpretación de los actores; las modas interpretativas cambian, en los 60 las actuaciones eran menos sutiles para que el público entendiera rápidamente lo que sucedía ante sus ojos, y del mismo modo las reglas de edición cambian según modas o autores. Walter Murch, mítico montador de Coppola en "Apocalypse now" o de Anthony Minghella en "El Paciente inglés" lo explica a la perfección:

 "Después de hacer la transición a la edición "electrónica" y de empezar a trabajar con Avid en 1995, quise averiguar si había diferencia entre mi estilo analógico y mi estilo digital. No la había: de hecho, me sorprendió ver lo actuales que parecían mis primeras películas. Hoy tomaría las mismas decisiones de montaje."
   -Extraído del libro "El arte del montaje: una conversación entre Walter Murch y Michael Ondaatje"

 Asimismo, puesto que estos días estoy realizando un curso sobre montaje en cine, he querido mostraros un interesantísimo documental sobre este oficio invisible, que narra con precisión el poder del corte en el arte cinematográfico y su relación con el espectador y la importancia de la reconstrucción del relato por parte de éste. Tanto desde una perspectiva histórica como epistemológica del montaje.

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