Hace unos días se celebró el día de la mujer trabajadora. No trato de reivindicar ninguna figura cinematográfica ni film sobre la discriminación de la mujer o la aparición del movimiento feminista, sin embargo, no deja de sorprenderme que en medio de tanto falso progresismo (por desgracia el intento de otorgar igualdad de derechos tiende a acabar en muchas oscasiones en discriminación positiva, que no es más que otro tipo de discriminación, esta vez hacia los hombres por parte de las mujeres con la falsa excusa de que han estado subyugadas desde la noche de los tiempos). No es mi intención tampoco hacer apología de ningún tipop, y menos en un análisis cinematográfico, pero en este prólogo me gustaría insistir en el hecho de que el feminismo en algún punto del camino, ha empezado a perder el norte. Así que volvamos a los orígenes, y para ello nos acercamos al clásico feminista (en el buen sentido) por excelencia: "La Sal de la Tierra". Una película reivindicativa en muchos aspectos, además de representar con valentía y tesón ese feminismo bien entendido que parece haberse extraviado."La sal de la tierra" es mucho más que eso; es un alegato humanista en contra del poder esclavizador de las grandes corporaciones, nada interesadas en el individuo y mucho en los índices de productividad. Esto le valió que la película fuera prohibida por el comité de actividades anti-americanas y que sólo se estrenase (y casi clandestinamente) en una docena de cines estadounidenses.
SINOPSIS:
"Unos mineros de Nuevo México van a la huelga tras una serie de incidentes, librando una dura y amarga batalla contra el sistema en la que recibirán el apoyo de sus mujeres."
LA GESTACIÓN DE LA PELÍCULA (CONTEXTO):
LA GESTACIÓN DE LA PELÍCULA (CONTEXTO):
Herbert J. Biberman era un director poco prolífico en Hollywood, se había ganado la vida como guionista. A principios de la década de los 50 la caza de brujas iniciada por el senador McCarthy, cuyo objetivo era identificar e impedir trabajar a aquellas personas del mundo del espectáculo afiliadas al partido comunista o que tuvieran ideas "antidemocráticas" con el fin de expulsarlos de ese inmaculado y brillante sistema hollywoodiense. Biberman sin embargo, fue el más contestatario de todos los acusados, y su reacción fue desplazarse a Nuevo Mexico con un pequeño equipo profesional y montones de "novatos" en eso del mundo del cine para rodar la película por la que sería recordado; "La Sal de la Tierra", una de las primeras películas hecha a espaldas de los grandes estudios (o llamadas posteriormente "Indies") que traspasaría el celuloide para convertirse en un vivo alegato contra la esclavitud neoliberalista y el movimiento obrero, además de la ya mencionada acción de la mujer como medio de protesta.
La historia que cuenta la película fue real y sucedió dos años antes del inicio del rodaje, cuando un grupo de mineros decidieron ir a la huelga contra su empresa debido a las pobres situación en la que tenían que trabajar, sin servicios ni seguridad (la elevada tasa de mortalidad de la mina fue uno de los principales factores que llevaron a los trabajadores a revelarse. Biberman cogió esta historia y la modeló a su gusto, creando una parábola comunista en la que todas las personas que forman la sociedad se ayudan entre ellas para conseguir un objetivo común. A pesar de ello, un lector que no haya visionado la película podría pensar que la ideología comunista se impone o que trata de "adoctrinar" al espectador. Nada más lejos de la realidad, pues personalmente no guardo ningún tipo de afinidad con el comunismo y, pese a los más que casuales lazos que unen esta ideología con el film que nos ocupa, creo que absolutamente todo en él es visto desde un lado humanista, pro-vida y por los derechos del hombre, una obra que debería ser declarada "patrimonio de la humanidad" por la UNESCO como "Metrópolis". Quizás el único problema de "La sal de la tierra" es que en conjunto roza pero no alcanza la categoría de obra maestra atemporal. Sin embargo, como el espectador comprobará, la influencia de este film en el cine de décadas posteriores es inmensa.
SU TRASCENDENCIA COMO FILM:
El legado de esta película es admirable, y es que, con apenas medios y muchas ganas de contar una historia social y humana, su mensaje sigue vigente hoy en día (el poder reside en el pueblo) y está realizada de tal forma que no parece pertenecer a su época.
La explotación de la tierra por parte de los mineros nos sugiera la propia explotación que los empresarios hacen de los mineros, estos a su vez (como bien se dice en uno de esos magistrales diálogos de la película) impiden a sus mujeres tener una vida activa, más allá de cuidar de la casa y los niños, con lo que, según el contexto, todos somos víctimas y verdugos, incluso la propia tierra. De esta forma nos parece decir Biberman que los lazos de unión entre seres humanos es el sometimiento, tesis que, afortunadamente será totalmente invalidada poco metraje después.
Una de las cualidades ya enunciadas es que la mayoría de la gente eran gente no profesional, mineros o gente local a secas que trabajaron codo con codo con actores tanto mexicanos como anglosajones. La película decididamente se pone del lado del ser humano y son estos quienes toman el peso moral, social y cinematográfico; por un lado el personaje de Esperanza es una madre ejemplar, cuida de sus hijos, de su marido y de la casa frente a cualquier adversidad (impagable ese plano del viento soplándola mientras hace colada a mano en el campo). Sólo hay una cosa que la aflije y la impide, como al resto de mujeres, ser activa, su marido y su reacia gana de que ella tenga algo que decir, su único sustento es una radio, un instrumento que ha llenado la necesidad afectiva de esta mujer mientras su marido está en el bar. Es cierto pues, que se puede detectar cierta animadversión hacia el consumismo y las necesidades que la sociedad crea (casi no pueden llegar a final de mes pero ella insiste en que deben conservar la radio, ya que, ante la falta de su marido o de calidez social, ésta es la única que llena el vacío de Esperanza).
Desde el momento en que da comienzo la obra, se nos muestra el tono del relato, por un lado, casi un cuento moral sobre la condición humana, por otro, un montaje de gran potencial audiovisual nos muestra con gran acierto mujeres labrando el campo con una música que recuerda de manera bastante clara al de una revuelta / marcha, otro nexo de unión soviético, pues hay gran influencia de Eisenstein en ese vaivén de imágenes de lucha, en este caso contra los propios quehaceres diarios. La voz en off de Esperanza se apodera de la imagen en clave entre la poética y lo social: "¿Cómo comenzar una historia que no tiene principio?". Con la ayuda de una sutil banda sonora en la que las flautas establecen un tono casi de cuento de hadas (o de utopía, según la interpretación). Esperanza nos cuenta una resumida historia de su pueblo y cómo se sumieron poco a poco y casi sin darse cuenta en una parte más del territorio americano, hasta el punto de que incluso su nombre de "San Marcos" cuando ella era una niña a "Zinc Town". Su cálida voz de acento mexicano nos enseña su propio hogar y su humilde jardín "La casa no es nuestra, pero las flores si". Otros muchos pero sutiles detalles se irán enumerando a lo largo del metraje, algunos de forma directa, mientras que los más sutiles serán sólo visibles a espectadores acostumbrados. Lo que está claro es que este aparente clasicismo se romperá poco después en lo que narra, que no en la forma.
"Nuestros corazones están profundamente arraigados a este lugar, más que los pinos e incluso que la mina" dice Esperanza al hablar sobre las raíces de las gentes que habitan el pueblo y cuya frase será un punto de inicio a todo lo que sucederá después, ese nexo de unión explotación de la mina / de los trabajadores es el eje principal sobre el que se sustentará el relato.
En efecto, al principio podríamos decir que todos los personajes están "muertos en vida", personas sin esperanzas (como el nombre de la protagonista) que ven su vida pasar y que se muestran reacias ante un futuro incierto, personas que incluso piden a Dios que no les traiga más hijos al mundo para evitar que sufran. Algo que cambiará con la huelga, y es que, más allá de las razones sociales que la promueven (necesidad de mejora social, de seguridad y salud, pues muchos no tienen ni agua corriente), la huelga "fortalece" a estos personajes, les da algo por lo que vivir, las ganas de mejorar en sus derechos (un principio democrático y a la vez capitalista, curiosamente) de tener fé en que lo que hacen no es en vano. Otro tema importante que trata es el de la inmigración y la falta de derechos de éstos, es especialmente bello ese montaje que se hace con Esperanza dando a luz entre sollozos a un recién nacido, contrastado con los golpes que propina la policía a su marido, inmigrante y uno de los principales sindicalistas, este momento, que roza lo sublime, parece impensable en una producción de 1954.
Un punto fundamental en la película tiene lugar a mitad de ésta, la empresa minera ha hecho todo lo posible por evitar la huelga de mineros hasta el punto de conseguir prohibirla absolutamente, por tanto deben derribar los piquetes de un día para otro. Sin embargo, las mujeres, de cuyo bienestar depende al igual que sus maridos las mejoras de las condiciones de trabajo en la mina, son las que deciden actuar, y debido a que la empresa no tiene posibilidad a nivel legislativo de derribar los piquetes hechos por no trabajadores de la mina (las mujeres) consiguen llevar la huelga más lejos, aquí se irán uniendo mujeres de otros pueblos, mientras que algunos maridos reacios en principio a que sus mujeres trabajen cambiarán de opinión rápidamente al ver el éxito de esta propuesta.
Pero es al final de la película (que no desvelaré) donde el factor humano realmente estalla, la sensación de que todos unidos somos una fuerza de la naturaleza implacable es mostrada por la película con una naturalidad poética tremendamente emotiva sin pretenderlo. En general, me veo obligado a incidir en el hecho de que la película no pretende soltar un discurso político, ni siquiera soterrado en la superficie, pues lo único que subyace de esta gran obra es esperanza en la humanidad como ser social, en ese sentido se podría considerar progresista en el buen sentido.
En definitiva es una inmensa película que sorprenderá a cualquiera, posiblemente sea la película americana más moderna realizada en esos años, aparte de por ser minoritaria y realizada a espaldas de los grandes estudios y con apenas medios, posee una innegable belleza formal. Pero es en su sentido "humano" donde la película se desentiende de cualquier otra obra semejante, pues su historia que es hilvanada de forma que cada momento es una celebración de la capacidad del ser humano ante la adversidad de la vida. De la capacidad de la tierra de seguir dando la sal que mañana alimentará a los hijos del mañana.
CALIFICACIÓN: 4 / 5
Desde el momento en que da comienzo la obra, se nos muestra el tono del relato, por un lado, casi un cuento moral sobre la condición humana, por otro, un montaje de gran potencial audiovisual nos muestra con gran acierto mujeres labrando el campo con una música que recuerda de manera bastante clara al de una revuelta / marcha, otro nexo de unión soviético, pues hay gran influencia de Eisenstein en ese vaivén de imágenes de lucha, en este caso contra los propios quehaceres diarios. La voz en off de Esperanza se apodera de la imagen en clave entre la poética y lo social: "¿Cómo comenzar una historia que no tiene principio?". Con la ayuda de una sutil banda sonora en la que las flautas establecen un tono casi de cuento de hadas (o de utopía, según la interpretación). Esperanza nos cuenta una resumida historia de su pueblo y cómo se sumieron poco a poco y casi sin darse cuenta en una parte más del territorio americano, hasta el punto de que incluso su nombre de "San Marcos" cuando ella era una niña a "Zinc Town". Su cálida voz de acento mexicano nos enseña su propio hogar y su humilde jardín "La casa no es nuestra, pero las flores si". Otros muchos pero sutiles detalles se irán enumerando a lo largo del metraje, algunos de forma directa, mientras que los más sutiles serán sólo visibles a espectadores acostumbrados. Lo que está claro es que este aparente clasicismo se romperá poco después en lo que narra, que no en la forma.
"Nuestros corazones están profundamente arraigados a este lugar, más que los pinos e incluso que la mina" dice Esperanza al hablar sobre las raíces de las gentes que habitan el pueblo y cuya frase será un punto de inicio a todo lo que sucederá después, ese nexo de unión explotación de la mina / de los trabajadores es el eje principal sobre el que se sustentará el relato.
En efecto, al principio podríamos decir que todos los personajes están "muertos en vida", personas sin esperanzas (como el nombre de la protagonista) que ven su vida pasar y que se muestran reacias ante un futuro incierto, personas que incluso piden a Dios que no les traiga más hijos al mundo para evitar que sufran. Algo que cambiará con la huelga, y es que, más allá de las razones sociales que la promueven (necesidad de mejora social, de seguridad y salud, pues muchos no tienen ni agua corriente), la huelga "fortalece" a estos personajes, les da algo por lo que vivir, las ganas de mejorar en sus derechos (un principio democrático y a la vez capitalista, curiosamente) de tener fé en que lo que hacen no es en vano. Otro tema importante que trata es el de la inmigración y la falta de derechos de éstos, es especialmente bello ese montaje que se hace con Esperanza dando a luz entre sollozos a un recién nacido, contrastado con los golpes que propina la policía a su marido, inmigrante y uno de los principales sindicalistas, este momento, que roza lo sublime, parece impensable en una producción de 1954.
Un punto fundamental en la película tiene lugar a mitad de ésta, la empresa minera ha hecho todo lo posible por evitar la huelga de mineros hasta el punto de conseguir prohibirla absolutamente, por tanto deben derribar los piquetes de un día para otro. Sin embargo, las mujeres, de cuyo bienestar depende al igual que sus maridos las mejoras de las condiciones de trabajo en la mina, son las que deciden actuar, y debido a que la empresa no tiene posibilidad a nivel legislativo de derribar los piquetes hechos por no trabajadores de la mina (las mujeres) consiguen llevar la huelga más lejos, aquí se irán uniendo mujeres de otros pueblos, mientras que algunos maridos reacios en principio a que sus mujeres trabajen cambiarán de opinión rápidamente al ver el éxito de esta propuesta.
Pero es al final de la película (que no desvelaré) donde el factor humano realmente estalla, la sensación de que todos unidos somos una fuerza de la naturaleza implacable es mostrada por la película con una naturalidad poética tremendamente emotiva sin pretenderlo. En general, me veo obligado a incidir en el hecho de que la película no pretende soltar un discurso político, ni siquiera soterrado en la superficie, pues lo único que subyace de esta gran obra es esperanza en la humanidad como ser social, en ese sentido se podría considerar progresista en el buen sentido.
En definitiva es una inmensa película que sorprenderá a cualquiera, posiblemente sea la película americana más moderna realizada en esos años, aparte de por ser minoritaria y realizada a espaldas de los grandes estudios y con apenas medios, posee una innegable belleza formal. Pero es en su sentido "humano" donde la película se desentiende de cualquier otra obra semejante, pues su historia que es hilvanada de forma que cada momento es una celebración de la capacidad del ser humano ante la adversidad de la vida. De la capacidad de la tierra de seguir dando la sal que mañana alimentará a los hijos del mañana.
CALIFICACIÓN: 4 / 5
exelente pelicula
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