martes, 15 de noviembre de 2011

Contra el "racismo" cinematografico

 Había pensado en titular este post: "reivindicando el cine de autor", pero creo que no se ajustaría concretamente al tema que quiero tratar, y es que al hablar de gustos cinematográficos con la gente he notado en numerosas ocasiones desprecio por cierto tipo de cine; mientras que unos se obcecan en defender que el cine es únicamente entretenimiento y cualquier atisbo de intelectualidad es simplemente una chorrada, muchos culturetas denostan el cine comercial por su carácter de producto temporal y sin demasiada sustancia. Como ningún extremismo es bueno, creo que ambas partes pueden tener algo de razón en algún que otro punto, sin embargo, no son más que ejemplos de racismo cinematográfico; o lo que es lo mismo, aquel comportamiento que lleva consigo el despreciar a alguien o su opinión en base a sus gustos cinéfilos.

 El cine de autor

 Puede que os resulte erróneo que utilice la palabra "racismo" en un tema tan banal como puede ser este a priori, sin embargo es un término que se adhiere perfectamente al sentimiento que tengo cada vez que hablo con gente que no está de acuerdo a mis ideas, y es que en lugar de intentar aportar algo, normalmente los conversadores tienen prejuicios cinematográficos que en su mayoría les impide ir más allá. Sin ir más lejos, un ejemplo lo encontramos en el rapero Nach, cuyas canciones suelen tener un afán reivindicativo contra prejuicios y fascismos, sin embargo, cuando en el último número de Cinemania le preguntan por un director al que tenga manía, el cantante suelta lo siguiente: "Mi opinión está basada en lo que leo.Lars Von Trier me cae fatal. Detesto a la peña que va de rarita y especialita". Es decir, que su opinión no se basa en lo que este señor ha dirigido sino en él como persona, y basándose en opinión de terceros. Este es un tema muy repetido por los detractores del cine de autor, cuando mencionas que te ha encantado la última de Lars mucha gente (y hablo de varios casos concretos) esbozan una medio sonrisa y sueltan un discurso sobre por qué ellos nunca irán a ver una película de este hombre. Más prejuicios. 

 Recuerdo hace años que un colega de universidad me decía, a raíz de "Inland empire" de David Lynch: "Tu y yo jamás coincidiremos en gustos ni de casualidad". Este compañero tampoco había visto la película, en realidad sólo había oído hablar de ella en alguna clase de refilón sin embargo no necesitó más ingredientes para dicha frase. En realidad no me importa que pensara que menospreciase mis gustos, lo que más me molestó es que lo hiciera sin conocimiento de causa. En otra ocasión me pasó algo parecido al hablar con un aspirante a director de cine de serie B (no diré nombres) que compartía esta opinión del cine como un circo de vísceras sin lugar para la reflexión, lo cual es preocupante viniendo de alguien que debería tener interés en  explorar nuevas formas de narrar, estructurar y hacer reflexionar en la gran pantalla. Y es que gran parte del espejismo que muchos tienen ante el cine de autor es el de un cine aburrido y difícil de entender (incluso los más fundamentalistas lo consideran vacío, lo que resulta cuanto menos curioso teniendo en cuenta que éstos defienden el cine "comercial"). En general, ante todo hay que guardar respeto, y a pesar de ello no puedo evitar sentir cierta rabia ante aquellos que consideran el cine exclusivamente válido aquel que tiene a Cameron Díaz de protagonista o a robots gigantes dándose mamporros por las calles. El cine de autor y el análisis fílmico, además de ayudar a conocerse mejor a uno mismo, puede dar grandes dosis de entretenimiento y adicción que el espectador de cine comercial no está acostumbrado y, quizás por ello, le cueste más o directamente tire la toalla ante el esfuerzo de pensar. Cuestión de gustos.

 El cine comercial

 Como he comentado antes brevemente respecto a fundamentalismos, hay gente que piensa en el cine única y exclusivamente entretenimiento, lo que me parece tremendamente sensato y coherente, sin embargo la cosa se tuerce cuando esta frase conlleva un desprecio a todo cine de autor o experimental. En realidad, cada vez que hablo con personas que entienden el cine como escapismo siempre me he quedado con la sensación de que parten de una idea errónea y es que ¿qué es el entretenimiento? porque si, podemos entender que películas como "Transformers" son fáciles de digerir y olvidar en el acto pero eso no quita que la última película de Terence Malick sea altamente disfrutable y entretenida, eso si, siempre y cuando no esperes explosiones ni fuegos artificiales cada dos minutos; es decir, el cine de autor y reflexivo también supone un entretenimiento, quizás más enfocado a un tipo de disfrute más analítico, que propone a uno mismo una reflexión e incluso un reto como pueden serlo las sopas de letras pero lo cierto es que si se sabe ver cine de autor no es en absoluto tedioso ni aburrido como muchos espectadores afirman.

 Por otro lado creo que es lógico y sano disfrutar del cine comercial y lo curioso es que también he sentido algo de prejuicios en otros sectores por este tipo de cine; hace sólo unos meses, cuando estrenaron "Scream 4" tenía muchas ganas de verla, la trilogía original a pesar de su hoy en día trillado argumento, me encantó y esperaba con ansia la nueva entrega, sin embargo al comentar mi expectación fueron varios los que, asombrados, me dijeron "¿De verdad vas a ir a ver eso?". En general la película me pareció bastante entretenida e incluso me sorprendió en varios aspectos, lo que no quita que me siga gustando Tarkovski o Kurosawa.

 Aunque en definitiva todos somos humanos y tiramos hacia nuestros gustos particulares (e intentamos acercárselos a los demás), lo cierto es que yo también soy prejuicioso con determinados temas; por ejemplo, detesto todo lo que tiene que ver con Torrente, la primera pudo tener algunos momentos graciosos pero contribuyó a formar una generación de idiotas que más que entender al personaje como lo que es, una sátira repugnante de la caspa española, creyó ver en él un ejemplo gracioso y libre al que imitar (los que sufrieron el "efecto torrente" mientras estaban en el instituto saben bien a qué me refiero).

 En resumen, por experiencia creo que el racismo cinematográfico sólo lleva a la gente a prejuicios y tonterias, lo mejor, como casi todo, es tener un propio punto de vista y estar abierto al de los demás aunque en ocasiones estos prejuicios los hayamos interiorizado demasiado. 

 Y vosotros ¿qué opináis? ¿Con qué tipo de películas os sentís más cómodos? 

1 comentario:

  1. Estoy completamente de acuerdo contigo. Yo "me crié" con el cine ochentero, ese de aventuras y tipos duros, y descubrí el cine de autor muy tarde, pero está claro que hay momentos para cada tipo de cine (y me refiero momentos tanto a lo largo de los años, con los cambios en gustos y en formas de pensar que eso conlleva, como a lo largo de los días, según el estado de ánimo de uno, no todos los días te apetece ver lo mismo).
    Todo tiene su sitio y hay que estar abierto a descubrir cosas nuevas. Para decir "no me ha gustado" siempre hay tiempo, pero si no exploras te pierdes auténticas maravillas.
    Un saludo y a seguir con tu blog.

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