miércoles, 17 de noviembre de 2010

Copia certificada (Abbas Kiarostami, 2010) La vida como copia del arte


  Hace unos días completaba mi personal top 10 de la década pasada (que en teoría termina este año). Desde luego si hago una lista con lo mejor de 2010 tengo bien claro que la película que nos ocupa estaría entre las primeras posiciones.


 En esta ocasión Kiarostami nos habla del arte, del amor y del valor de la copia frente al original, y lo hace de una forma sorprendente (como todo su cine) y hermosa. Ante todo me gustaría incidir en la teoría que postula el filme sobre el propio arte y cómo lo percibimos. Instintivamente se me vinieron a la cabeza las estatuas griegas; las he visto en el vaticano en Roma y un montón de sitios, sin embargo, siempre eran copias romanas ya que las originales habían sido destruidas por guerras y otros devenires, este hecho, que me tendría que haber parecido casi anecdótico, siempre me hizo valorarlas menos, detenerme poco ante ellos por su clasificación de "copias" a pesar de contar con veinte siglos de antiguedad y ser supuestamente iguales a las originales, las consideraba "menores". Sobre esto reflexiona en gran medida la última del cineasta iraní de modo que la propia película destila las cualidades que pretende otorgar a la historia del arte; lo que importa es lo que transmite, que nos diga algo sobre nosotros o nos empuje a un estado de ánimo. Porque más allá de las etiquetas, el arte está ahí por algo ¿no?.

  He de reconocer que el anterior film de Kiarostami, "Shirin" no me disgustó y me pareció valiente pese a no ser tampoco ninguna genialidad. El revuelo que se montó con la película hacía presagiar un cambio de enfoque en el estilo del cineasta pero, nada más lejos de la realidad. En esta "Copia Certificada" vuelve a incidir en sus estructuras cinematográficamente imposibles, en la inestabilidad emocional del ser humano y su deseo inherente por ser salvado pero, en esta ocasión, lo hace de una forma más "accesible" a todos. 

La copia que revaloriza al original

  La película es un remake de "Te querré siempre" (1954) de Rossellini y, aunque no he podido verla, he de reconocer que cierto toque neorealista si que tiene, aunque lo lleva a su propio territorio, convirtiendo la propuesta en algo muy diferente, esto es; una reflexión sobre la obra en si misma, sobre la naturaleza, el camino, lo original y lo que creemos sacro, en ese sentido se puede decir que es una obra maestra ya que sacude nuestra forma de entender la vida desde una perspectiva simple (que no simplista) y culta (que no prepotente). La cinta llega más lejos y nos invita a reflexionar sobre lo que nos rodea, incluso nosotros mismos y nuestro parentesco homínido..

 Una vez dicho todo esto hay que tener en cuenta una recomendación: hay que estar avispado ante lo subversivo de la propuesta, pues hay un par de escenas clave (no daré demasiada información sobre ellas) en la que todos como espectadores nos perdemos, pensando qué es lo que acaba de suceder ante nosotros. La respuesta se haya en los ojos de quien lo ve.

 Durante la práctica totalidad del metraje se nos mostrarán casi sólo dos personajes que evolucionan en unas pocas horas recorriendo la toscana pero que es una visión de la vida conyugal desde su primer encuentro (ruborizante para ella, algo narcisista para él), sus desilusiones y constantes intentos de volver a "maquillar" la relación que van surgiendo con la edad. Todo ello en un sólo día, en continuidad.

 Personalmente destacaría un guión con una fuerza imprevisible, sarcástico y bien medido, con unos diálogos bien pensados pero que surgen de la boca de los actores con suma naturalidad. Y es en los actores también donde quería centrarme. William Shimel está bastante bien, pero Juliette Binoche quien se lleva la palma; está fantástica a todos los niveles, capaz de empatizar con el espectador con una sola mueca, además de moverse a la perfección entre inglés, francés e italiano sin dejar de resultar creíble ni por un instante. Es una actriz que puede caer mejor o peor (véase las declaraciones de su compatriota Gerard Depardieu) pero su trabajo es de oscar, aunque dudo que se acuerden de una película tan compleja y radical para esos premios. 

 Por otro lado, y sin contar demasiado, me gustaría destacar dos escenas; la que ha sido más publicitada del film, esa en la que ella se pinta los labios y se pone pendientes en su intento de retomar sus momentos gloriosos, o bien "maquillar" los malos. Un momento lleno de cine que sin intentar aleccionar nada dice más por si mismo que muchas obras.  La otra escena (que no desvelaré) es la final, cuyo plano semeja a la vez a un romanticismo tardío, a la muerte y a la vida, a Pasolini y en definitiva a tantas y tantas cosas que es una copia perfecta.

  En definitiva estamos ante una joya que tiene una barbaridad de cualidades si el espectador se deja seducir por ellas, sino, fácilmente se encontrará en un mar de dudas y no disfrutará de la película así que recomiendo dejarse llevar ante la poesía y los diálogos de un Kiarostami que firma su mejor película (de las que he podido visionar). A partir de ahora algunos tendremos que mirar con otros ojos los nuevos remakes que nos llegan al pensar en la filosofía que transmite esta película.

Dejo la sinopsis al final, aunque verdaderamente no dice nada, esta película, como la vida, hay que experimentarla: "Un crítico de arte y una mujer se conocen y juntos recorren en unas horas varios pueblos de la toscana italiana mientras su forma de ser, su relación y cómo ven la vida a su alrededor va cambiando" La película ganó la seminci de Valladolid y el premio a la mejor actriz en el festival de Cannes 2010.

Calificación:  4,5 / 5




3 comentarios:

  1. Habrá que verla, a mi no me daba buenas sensaciones, pero ya que le pone un 4,5...

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  2. Es que es de esas películas de lectura multidireccional, si te seduce te apasionará, sino uno puede acabar un poco perdido entre tanto diálogo.

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