jueves, 9 de septiembre de 2010

Shirin (Abbas Kiarostami, 2008) y la metalingüística cinematográfica



Hay veces que el cine ofrece reflexiones sobre si mismo en las que en realidad no busca hacerlo, Shirin, de Abbas Kiarostami, es el ejemplo perfecto de una película independiente de bajo concepto, en realidad se podría decir que más que una película es un observatorio sociológico. Durante hora y media la cámara se va fijando en el rostro de varias espectadoras de un cine, únicamente vemos sus rostros, cómo el drama que están viendo en pantalla las va afectando a cada una con risas, llantos, expectación etc.

 Recuerdo que Carlos Boyero, crítico de cine, o más bien crítico a secas, puso a parir en su día esta película, de la que escribió "La vida es muy corta para desperdiciarla con tonterías disfrazadas de arte." Razón no le falta. A decir verdad, a mi Boyero me parece en general bastante comedido en comparación con la opinión cinematográfica de muchos conocidos entendidos de cine.



 Volviendo a Shirin, hay que reconocer que consigue transmitir algo, colocar al espectador observando al mismo espectador no es tarea fácil, así que Kiarostami juega con la obra que estas mujeres, todas ellas calladas, observan atentamente, una trágica obra sobre amor, soledad y muerte que extrapolamos como experiencias propias de estas personas, no en vano el final resulta esclarecedor, cuando la propia narradora explica que la protagonista es una representación de todas las féminas.

 La película parte de un poema persa que versa sobre un triángulo amoroso en el que el rey Koshroes, la princesa Shirin y Farhad, nunca veremos la representación de esta más que en las meras luces y sombras que golpean el rostro de las espectadoras. Kiarostami busca sorprender por la vía formal y como viene siendo habitual en su filmografía todo el metraje ofrece una continuidad estructural. A su vez, nos propone un viaje sensorial gracias específicamente a estos rostros compungidos que ansían la libertad de la propia Shirin. En si, podría decirse que lo que busca la obra es exaltar a la mujer iraní, "destaparla" metafóricamente de su velo para reivindicarla. Incluso algunas mujeres que aparecen en segundo plano parecen ser secundarias intentando cobrar el protagonismo que no tienen. Cabe destacar de entre las asistentes una Juliette Binoche con velo (imagen de abajo).

 Llegados a este punto, ¿merece la película el sello de "obra de autoría" o es, como diría Boyero "una pérdida insufrible de tiempo"? Personalmente creo que depende del prisma con que se mire será una u otra cosa, si uno la ve con el interés de experimentar algo distinto, meta lingüístico como el hecho de observar a unos espectadores que observan, es decir, ponerse en el lugar de otro, entonces uno encontrará un agradable experimento que tiene mucho que decir y que a pesar de lo primitivo parece absolutamente original, si además uno se deja seducir por el ambiente cinematográfico (nunca mejor dicho) sabrá disfrutarla.

 Por contra, la película es bastante minimalista y se hace muy larga, adolece de contar con un concepto que aguanta fácilmente la media hora pero que pasado este umbral cansa y es enormemente repetitivo. Esto acaba por pasar factura, porque a pesar de lo interesante de la propuesta, uno capta en seguida el mensaje sin necesidad que la voz en off que narra la historia lo diga abiertamente.

 Por otro lado quizás se le pueda achacar a Kiarostami de ser un tanto pretencioso con su discurso y, a pesar de estar mezclado con la poesía de la obra que narra, acaba siendo un tanto artificioso a la hora de buscar una verdad precisamente por incidir en exceso en lo mismo una y otra vez durante todo el metraje. Aun así, es un agradable ejercicio de cine en off que más allá de su mensaje feminista, que no digo que no haga falta, merece la pena ser visto por su uso del espacio cinematográfico.


Calificación: 2 / 5


1 comentario:

  1. Recuerdo la película estrenada en Venecia, y también recuerdo críticas como bombas atómicas. En parte las entiendo,en parte no, aunque no dejan de ser eso: críticas. Hace tiempo dejé de leer críticas.

    De todos modos, aunque pueda ser una falta de respeto que los críticos del pase se levantaran del cine a mitad de película (en su gran mayoría), como decía uno de ellos 'la cosa no está como para perder el tiempo'.

    Dos estrellas no está mal ;-)

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